Un importante número de camareras de piso en España, hartas de lo que consideran una precariedad laboral y un abuso a sus derechos como trabajadoras, se fueron uniendo hasta fundar oficialmente en octubre de 2016 la Asociación Las Kellys (las que limpian) con el fin de unir fuerzas para hacer su problemática laboral más visible, protestar y luchar por lo que consideran justo.
Porque a Las Kellys cada vez se les exige más. Quieren que hagan más habitaciones en menos tiempo, con menos personal, cargando carros de más de 100 kg por los pasillos del hotel, que estén todas las habitaciones perfectas, que si no les da tiempo a comer o ir al baño durante toda su jornada, pues que no lo hagan; que si se tienen que medicar diariamente con una barbaridad de pastillas, que lo hagan; que si luego toda esta situación de presión les hace tener un accidente laboral, los que mandan se lavan las manos y todo es culpa de ellas, por imprudentes. Eso sí, todo esto cobrando menos, porque ni siquiera, a muchas de ellas, les pagan lo que está establecido por el convenio de hostelería, sino que los empresarios se acogen a la tendencia de externalizar esto servicios para, encima, pagarles menos de lo que tienen derecho a recibir.
No se trata de << si no te gusta lo que hay déjalo y búscate otra cosa>>, o de << pues que hubieran estudiado para trabajar en algo menos físico>>. Se trata de que igual no tienen ni pueden encontrar otra cosa, que seguramente muchas de ellas lo hayan intentado sin éxito y tengan una familia que mantener para seguir ahí a pesar de todo. Además, seguro que habrán otras tantas que sí han estudiado pero, desgraciadamente, hoy en día unos estudios tampoco garantiza no acabar en un trabajo de este tipo debido a que no encuentren <<de lo suyo>>.
Se trata de que no hay que abusar, que ante todo somos personas. Que una persona no puede llevar una carga de trabajo de dos o tres. Que puede ser un trabajo de desgaste físico y exigente, pero eso debe estar bien recompensado y no convertirlo en la esclavitud del siglo XXI porque las empresas quieran ganar más dinero a costa de jugar con la salud y la necesidad de las personas.
Nunca he pensado que un trabajo como el de las Kellys fuera algo fácil. Cuando vivía en Inglaterra, me planteé solicitar trabajo de camarera de pisos pero pensaba que no se me iba a dar bien y no llegué a hacerlo. Menos mal, pienso ahora. Porque no ha sido hasta que vi esta semana el reportaje que hicieron en el programa de Equipo de Investigación de la Sexta llamado La Rebelión de las Kellys, he sido más consciente de la dura realidad que atraviesan muchas de ellas.
Hoy en día hay muchos trabajos difíciles, muy físicos, exigentes y mal pagados, pero que hayan muchos, no significa que se deban quedar callados. Muchos de los derechos de los trabajadores que tenemos hoy en día (y que por desgracia cada vez se van perdiendo más) fueron conseguidos gracias a la lucha de nuestros abuelos. Me imagino su alegría cuando lo consiguieron y lo que pensarán o pensarían ahora viendo de que manera están desapareciendo todos esos logros que tanto les costó conseguir. Ahora, en general, tengo la sensación de que somos más conformistas o más dados a quejarnos sin creernos que realmente sirva de algo protestar, negociar y manifestarse de un modo organizado. Y cuando se hace, si los resultados no son inmediatos, nos cansamos y volvemos a lo mismo. A seguir con lo que tenemos porque <<más vale eso que nada>>.
Pero las Kellys si están luchando, sí están creyendo en su causa y, aunque muy poco a poco, están dando más visibilidad a su problema, haciendo llegar su mensaje y logrando que sus reivindicaciones estén siendo cada vez más escuchadas. Sus peticiones han llegado ya al parlamento europeo y, este mes, en el encuentro entre empresarios y trabajadores que tendrá lugar en la provincia de Alicante, la patronal debatirá acerca de examinar la petición sindical de evitar que los hoteles subcontraten la limpieza.
Noticia publicada por el diario información el día 2 de marzo de 2017 |
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